El mal viene desde la escuela. Nuestros
maestros se empeñan en realizar al mismo tiempo una doble tarea: instruir y
deleitar. Y esto no es posible. O se instruye o se deleita. Las dos cosas
juntas resultan contradictorias y, a la postre, inútiles. El lector sometido a
este método acaba por perder la noción de lo que es saber y de lo que es gozar.
Debemos distribuir nuestro tiempo con verdadero sentido didáctico, con ahincado
sentido especial. Los maestros que creen en esa dualidad son capaces de poner
la Constitución en verso, y en prosa, monda y lironda, el Cantar de los
cantares. En una palabra, debemos cultivar el arte de leer. Pero en este
caso nos referimos a la lectura placentera, a la que se lleva consigo manantial
de belleza. Y aun aquí debemos seleccionar nuestros libros; nuestras páginas.
El mundo está lleno de libros que de veras contienen vitales temas sociales
morales, hasta estéticos, pero que están escritos con torpeza, con desgano, con
impericia. Los que no se fijan en esta realidad piensan que leen buenas obras
literarias. Lo que leen son buenas obras sociales, morales, hasta buenas obras
de belleza y hondos temas estéticos, pero no leen obras literarias. Y lo que
importa en este caso es tener la clara idea de lo que es una obra literaria que
merezca la pena de ser leída y releída mil veces.
Con frecuencia oímos opiniones
disparatadas de esta índole:
– Mi hijo está
leyendo unos libros muy divertidos sobre química. Se entretiene mucho.
El tal niño ni
aprende química ni cosa que se le parezca y sí se atiborra de un lenguaje
pésimo, vulgar, carente de espíritu.
Otro nos dice:
– Acabo de leer una bellísima novela en la
que se habla de la miseria y de la esclavitud. ¡Si viera usted cómo me ha
conmovido!
Pero resulta que la tal novela (sin duda
muy novela) la escribió un señor que (como dijo aquel crítico americano) pasó
por todas las escuelas literarias menos por la primaria; así andan de
disparatadas la sintaxis y hasta la ortografía.
Y otro, maestro por cierto, nos dice:
– Mis muchachos, para que aprendan
Historia de México penetran en la literatura mexicana, están leyendo reseñas de
artículos de periódicos del siglo XIX.
Y estos pobres chicos no conocerán una
papa de la Historia mexicana y se les estragará el gusto. ¡Y una vez estragado,
se necesitará de Dios y su santa ayuda para medio enderezar las antenas de su
sensibilidad!
No se puede hacer esto. Es preciso, es
indispensable, comenzar por adiestrar a nuestros alumnos, a nuestros hijos, a
nuestros amigos, en el arte de la lectura literaria. Para esto debemos seguir
dos caminos sencillos y facilísimos de aplicar:
1.
Empezar
por libros modernos e ir, poco a poco, alejándose en la historia. De este modo
las dificultades idiomáticas serán menores o más fáciles de vencer. Se puede ir
de Azorín a Berceo, pero nunca de Berceo a Azorín.
2.
Seleccionar
no obras completas, sino páginas, las más bellas, las más cabales, las que
representen mejor al autor, su estilo y su perfección. Cuando se ha saboreado La
noche serena, de Fray Luis de León, la descripción del Otoño de Pío
Baroja, la interpretación del cuadro de Greco que representa El entierro del
conde de Orgaz de Bartolomé Cossío, o la pintura del Pavo Real de
Fray Luis de Granada, o la Fiesta de las balas de Martín Luis Guzmán,
entonces es posible, pedir al lector que amplíe su campo y se atreva a penetrar
en las obras más extensas de sus autores.
Antes será perder el tiempo.
Un libro que contuviera trozos selectos de
los mejores escritores españoles e hispanoamericanos (no una antología para
universitarios), servirá de iniciación literaria. Sería digno de gran estímulo.
Ermilo Abreu Gómez
Elige la respuesta correcta de las
siguientes preguntas:
19. ¿Cuál es el
primer error que los maestros cometen al trabajar con la lectura?
a) pretende instruir sin que sus alumnos
lean
b) pretenden instruir y deleitar al mismo
tiempo
c) no comprenden la diferencia entre leer
y ver televisión
d) no saben explicar en qué consiste el
goce de la lectura
20. El autor
ejemplifica sus ideas con…
a)
anécdotas personales
b)
citas textuales de obras literarias
c)
citas textuales de obras científicas
d)
posibles testimonios de posibles lectores
21. ¿A qué se
refiere el autor cuando afirma que algunos autores de novelas no pasaron por la
primaria?
a) a que tienen fea letra y no saben
escribir
b) a que presentan datos falsos en sus
textos
c) a que no saben escribir ni tienen buena
ortografía
d) a que son muy creativos, pero les hizo
falta jugar más
22. Selecciona la
opción que contenga una de las propuestas del autor para trabajar con la
lectura
a) seleccionar únicamente obras modernas
b) empezar los libros antiguos e ir
avanzando en la historia
c) empezar por los libros modernos e ir
alejándose en la historia
d) seleccionar
obras completas, representativas de cada corriente literaria
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