lunes, 28 de noviembre de 2022

El arte de leer

 

El mal viene desde la escuela. Nuestros maestros se empeñan en realizar al mismo tiempo una doble tarea: instruir y deleitar. Y esto no es posible. O se instruye o se deleita. Las dos cosas juntas resultan contradictorias y, a la postre, inútiles. El lector sometido a este método acaba por perder la noción de lo que es saber y de lo que es gozar. Debemos distribuir nuestro tiempo con verdadero sentido didáctico, con ahincado sentido especial. Los maestros que creen en esa dualidad son capaces de poner la Constitución en verso, y en prosa, monda y lironda, el Cantar de los cantares. En una palabra, debemos cultivar el arte de leer. Pero en este caso nos referimos a la lectura placentera, a la que se lleva consigo manantial de belleza. Y aun aquí debemos seleccionar nuestros libros; nuestras páginas. El mundo está lleno de libros que de veras contienen vitales temas sociales morales, hasta estéticos, pero que están escritos con torpeza, con desgano, con impericia. Los que no se fijan en esta realidad piensan que leen buenas obras literarias. Lo que leen son buenas obras sociales, morales, hasta buenas obras de belleza y hondos temas estéticos, pero no leen obras literarias. Y lo que importa en este caso es tener la clara idea de lo que es una obra literaria que merezca la pena de ser leída y releída mil veces.

Con frecuencia oímos opiniones disparatadas de esta índole:

Mi hijo está leyendo unos libros muy divertidos sobre química. Se entretiene mucho.

El tal niño ni aprende química ni cosa que se le parezca y sí se atiborra de un lenguaje pésimo, vulgar, carente de espíritu.

 

Otro nos dice:

– Acabo de leer una bellísima novela en la que se habla de la miseria y de la esclavitud. ¡Si viera usted cómo me ha conmovido!

Pero resulta que la tal novela (sin duda muy novela) la escribió un señor que (como dijo aquel crítico americano) pasó por todas las escuelas literarias menos por la primaria; así andan de disparatadas la sintaxis y hasta la ortografía.

Y otro, maestro por cierto, nos dice:

– Mis muchachos, para que aprendan Historia de México penetran en la literatura mexicana, están leyendo reseñas de artículos de periódicos del siglo XIX.

Y estos pobres chicos no conocerán una papa de la Historia mexicana y se les estragará el gusto. ¡Y una vez estragado, se necesitará de Dios y su santa ayuda para medio enderezar las antenas de su sensibilidad!

No se puede hacer esto. Es preciso, es indispensable, comenzar por adiestrar a nuestros alumnos, a nuestros hijos, a nuestros amigos, en el arte de la lectura literaria. Para esto debemos seguir dos caminos sencillos y facilísimos de aplicar:

1.     Empezar por libros modernos e ir, poco a poco, alejándose en la historia. De este modo las dificultades idiomáticas serán menores o más fáciles de vencer. Se puede ir de Azorín a Berceo, pero nunca de Berceo a Azorín.

2.     Seleccionar no obras completas, sino páginas, las más bellas, las más cabales, las que representen mejor al autor, su estilo y su perfección. Cuando se ha saboreado La noche serena, de Fray Luis de León, la descripción del Otoño de Pío Baroja, la interpretación del cuadro de Greco que representa El entierro del conde de Orgaz de Bartolomé Cossío, o la pintura del Pavo Real de Fray Luis de Granada, o la Fiesta de las balas de Martín Luis Guzmán, entonces es posible, pedir al lector que amplíe su campo y se atreva a penetrar en las obras más extensas de sus autores.

Antes será perder el tiempo.

Un libro que contuviera trozos selectos de los mejores escritores españoles e hispanoamericanos (no una antología para universitarios), servirá de iniciación literaria. Sería digno de gran estímulo.

Ermilo Abreu Gómez

Elige la respuesta correcta de las siguientes preguntas:

19. ¿Cuál es el primer error que los maestros cometen al trabajar con la lectura?

a) pretende instruir sin que sus alumnos lean

b) pretenden instruir y deleitar al mismo tiempo

c) no comprenden la diferencia entre leer y ver televisión

d) no saben explicar en qué consiste el goce de la lectura

 

20. El autor ejemplifica sus ideas con…

a) anécdotas personales

b) citas textuales de obras literarias

c) citas textuales de obras científicas

d) posibles testimonios de posibles lectores

 

21. ¿A qué se refiere el autor cuando afirma que algunos autores de novelas no pasaron por la primaria?

a) a que tienen fea letra y no saben escribir

b) a que presentan datos falsos en sus textos

c) a que no saben escribir ni tienen buena ortografía

d) a que son muy creativos, pero les hizo falta jugar más

 

22. Selecciona la opción que contenga una de las propuestas del autor para trabajar con la lectura

a) seleccionar únicamente obras modernas

b) empezar los libros antiguos e ir avanzando en la historia

c) empezar por los libros modernos e ir alejándose en la historia

d) seleccionar obras completas, representativas de cada corriente literaria

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