Entonces apareció el zorro:
—¡Buenos días! —dijo el zorro.
—¡Buenos días! —respondió cortésmente el
principito que se volvió pero no vio nada.
—Estoy aquí, bajo el manzano —dijo la voz.
—¿Quién eres tú? —preguntó el principito—.
¡Qué bonito eres!
—Soy un zorro —dijo el zorro.
—Ven a jugar conmigo —le propuso el
principito—, ¡estoy tan triste!
—No puedo jugar contigo —dijo el zorro—,
no estoy domesticado.
—¡Ah, perdón! —dijo el principito.
Pero después de una breve reflexión,
añadió:
—¿Qué significa "domesticar"?
—Tú no eres de aquí —dijo el zorro— ¿qué
buscas?
—Busco a los humanos —le respondió el
principito—. ¿Qué significa "domesticar"?
—Los humanos —dijo el zorro— tienen
escopetas y cazan. ¡Es muy molesto! Pero también crían gallinas. Es lo único
que les interesa. ¿Tú buscas gallinas?
—No
—dijo el principito—. Busco amigos.
Antoine de Saint Exupéry en El principito
(fragmento)
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