miércoles, 19 de octubre de 2022

Función apelativa

 Los estudios, estudios son. Los datos, datos son. Pero creo que pueden servirnos para reflexionar sobre lo que ocurre, sobre lo que nos pasa y nos habita, sobre lo que nos sobrepasa y, quizá, sobre lo que vivimos y hacemos vivir a los demás apenas sin darnos cuenta, como sumergidos en una dinámica en espiral en la que unas cosas llevan a otras y ¡quién se atreve a salirse lo marcado, de lo que se lleva, de lo último!

Este estudio internacional revela muchas cosas, quizá todas ya conocidas; sin embargo, la primera de ellas es preocupante: los niños y niñas actuales, la sociedad del mañana, son superconsumidores. Puestos a buscar una causa o un culpable a esta situación, los mismos expertos que han realizado el estudio afirman que «la culpa no es solo de los padres ni tampoco de los niños. Es la sociedad la que crea los estereotipos del consumo».

Sin querer meterme yo a adivino ni a profeta, lo que está claro es que hay situaciones que han pasado a ser normales, como por ejemplo que los niños tengan de todo (la mayoría de las veces sin merecerlo), que sean los que gobiernan en las casas (pequeños dictadores que imponen sus «órdenes»), que no tengan referentes y patrones de conducta claros y válidos para responsabilizarse de lo que tienen, que no acepten un no por  respuesta, que los adultos que le rodeamos seamos los Reyes Magos todo el año, que estén habituados al «quiero eso… ahora te lo compro», que no valoren nada de lo que tienen y, sobre todo, que no disfruten con casi nada de lo mucho que poseen. Eso es lo preocupante.

Los niños son un reflejo, más o menos cercano, de los adultos con lo que viven y a los que ven. Consumir es una actividad más, una actividad importante, casi un modo de ser y estar en nuestra sociedad. Los que han realizado el estudio concluyen que deben fabricar juguetes «que ayuden a los niños a mejorar su calidad de vida, a estar más activos, más saludables y relajados… juguetes que les diviertan, pero, a la vez, que le permitan mejorar su autoestima y concienciarse con el entorno». ¡Ojalá!

Fuente: Alonso, Óscar. Niños superconsumidores: el consumo que consume. Aprender a pensar, Ceide, 2010.

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